MOVIMIENTO PARA RECUPERAR LESIONES

Durante mucho tiempo, ante cualquier lesión musculoesquelética la recomendación más habitual era el reposo absoluto. La lógica nos hacia pensar que si una parte del cuerpo duele o está inflamada, lo mejor es dejarla quieta hasta que se ‘’cure sola’’. Sin embargo, actualmente la evidencia científica y la experiencia clínica de los fisioterapeutas han demostrado que esta visión está obsoleta e incluso puede ser contraproducente. Hoy sabemos que el movimiento controlado, adaptado y progresivo juega un papel clave en la recuperación de lesiones.
El reposo total solo resulta útil en situaciones muy específicas, como fracturas que requieran inmovilización, lesiones graves que implican cirugía o cuando existe un riesgo real de empeorar la patología.
En la mayoría de casos , permanecer completamente inactivos durante largos periodos de tiempo provoca pérdida de masa muscular, rigidez articular, disminución de la circulación sanguínea y un retraso en la cicatrización de los tejidos.
El movimiento como herramienta terapéutica
El movimiento es un estímulo que activa los procesos de reparación del cuerpo. A través de ejercicios suaves y controlados, se promueve el riego sanguíneo, se facilita la llegada de nutrientes al tejido lesionado y se estimula la regeneración celular.
Además, moverse de forma temprana ayuda a mantener la fuerza y la coordinación, previniendo la atrofia muscular y la pérdida de movilidad. Esto no significa “forzar” la zona dañada, sino aplicar ejercicios específicos y adaptados al tipo de lesión y a la fase de recuperación.
Beneficios del movimiento en la rehabilitación
- Disminuye el dolor: el movimiento estimula la producción de endorfinas y reduce la rigidez.
- Previene adherencias y cicatrices internas: favorece una correcta reorganización del tejido cicatricial.
- Mantiene la función global: incluso si una parte del cuerpo está lesionada, ejercitar las áreas no afectadas contribuye al equilibrio general.
- Mejora la confianza: retomar actividades poco a poco reduce el miedo al movimiento, frecuente después de una lesión.
- Ejemplo práctico: esguince de tobillo
- Hace unos años, la indicación habitual para un esguince era reposo en cama y férula por semanas. Hoy sabemos que, salvo casos graves, lo más recomendable es comenzar con apoyo progresivo, ejercicios de movilidad y fortalecimiento temprano. Este enfoque reduce el tiempo de baja y mejora la recuperación funcional.

Ejemplo de ejercicios de tobillo
El papel del fisioterapeuta
El éxito del movimiento como herramienta terapéutica depende de una correcta planificación. Aquí entra en juego el fisioterapeuta, quien evalúa la lesión, establece los tiempos adecuados de carga y diseña un programa de ejercicios personalizado. Cada persona y cada lesión son únicas; por ello, el acompañamiento profesional es esencial para evitar recaídas o complicaciones. Por ello, podemos decir que el movimiento recupera las lesiones siempre y cuando sea adaptado y dirigido. Te invitamos a leer nuestro artículo de Ejercicio Terapéutico
Conclusión
El movimiento, aplicado con criterio y supervisión, es una de las claves de la recuperación en fisioterapia. Frente al reposo prolongado, que puede generar más problemas de los que resuelve, el ejercicio progresivo favorece una recuperación más rápida, segura y completa. La próxima vez que sufras una lesión, recuerda: descansar lo justo y moverse de forma inteligente es el mejor camino hacia la recuperación.
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